Vamos a ponernos románticos.
Porque, en realidad, todos somos románticos empedernidos.
Kinderen op rots in volle zee (Louis Meijer, entre 1824 y 1866)
Esa sensación que provoca ver un atardecer, terminar un libro o una película, contemplar a la orilla el mar sempiterno, el primer sorbo de café por la mañana; cada que elegimos hacer algo por el ambiente o por un semejante, cada que una canción nos hace estremecer, o al salir a dar una caminata con uno mismo, sin quererlo o sin saberlo, estamos profesando el romanticismo.
Pero lo romántico poco o nada tiene que ver con el concepto comercial contemporáneo que nos envuelve entre nubes de azúcar y cursilería. Lo romántico refiere a tomar una postura existencial ante la vida.
La palabra romance proviene del francés romanz, derivada de lingua romana; y del inglés romantick, derivado de romanticus. Hace referencia a la poesía provenzal y a ámbitos como el paisaje.
Orígenes
El precursor del romanticismo es el movimiento alemán del siglo XVIII denominado Sturm und Drang (”tempestad e ímpetu” al español), que pretendía trascender las limitaciones que el racionalismo ilustrado imponía en las corrientes artísticas. Defendía la libertad de expresión y la subjetividad individual, principalmente. “El sentimiento, y no la razón, es lo que impulsa el arte”. Su nombre se tomó de la obra de teatro homónima de Friedrich Maximilian Klinger, escrita en 1776. Tomaban como fuentes de inspiración a personajes como William Shakespeare y Jean-Jacques Rousseau.
En un contexto de crisis social durante el siglo XIX, originada por las revoluciones liberales de la época, entre las que destacan la Industrial, la Francesa y la Independencia de las Trece Colonias en América, surgieron ideales de Contrailustración que pretendían cambiar la visión racionalista que devaluaba la belleza y encuadraba al ser humano como una máquina y restringía al mundo como un lugar hueco. No pretendía ser antirracional, sino presentar un equilibrio entre la razón y el ser sin contradecirse uno al otro.
El romanticismo promovía la libertad de expresión a través del arte, utilizándolo como recurso para comunicar sentimientos e ideales. Gracias a ello, se le comenzó a dar reconocimiento a Shakespeare, quien antes era considerado un irresponsable hacia la clásica manera de hacer teatro, pues ignoraba los lineamientos grecolatinos de la arquitectura dramática, mezclando comedias y tragedias en una misma obra, y abusando de los cambios de escenarios. Pero las ideas románticas de ingleses y alemanes le proporcionaron a Shakespeare el estatus que le sirvió para inspirar a escritores como Schiller y Goethe.
En cuanto a los ideales de Jean-Jacques Rousseau, fueron relevantes para la corriente del romanticismo ya que predicaban que la razón esclavizaba al hombre y solo a través de los sentimientos podía abrazar su libertad; que el cuerpo era una extensión del alma y que la expresión sincera de las emociones a través del mismo era la clave de la liberación. Todo esto influenció la Revolución Francesa y los cambios educativos que fomentaban la creatividad por sobre el respeto a las normas, oponiéndose al dogma y a la autoridad.
Gracias al filósofo alemán Friedrich Schelling (1775–1854), quien consideraba al mundo un poema regido por un principio llamado absoluto que solamente podía ser desvelado por el artista, y consideraba que el valor solo podía ser gozado en función de la pasión, el sentimiento, la creatividad y la libertad individual. Junto a los hermanos filólogos también alemanes, August Wilhelm von Schlegel (1767–1845) y Friedrich von Schlegel (1772–1829), propusieron ideas sobre la infinitud de los sentimientos y la relevancia de la poesía para el movimiento, además de características puntuales que a continuación listaremos.
Folklore
Ejemplo de la importancia que comenzó a tomar el arte popular y específico de los pueblos son los hermanos Grimm, quienes se encargaron de recopilar cuentos y leyendas orales de Alemania. Se le empezó a dar importancia a la producción artística popular, la cual ni siquiera era tomada en cuenta debido a la monopolización del arte por parte de estudiosos y trabajadores de las cortes reales. En Alemania, surgió el fenómeno volk, que defendía las tradiciones de los pueblos como un único colectivo. Surgen el naturalismo, el realismo y el costumbrismo, que valoraban lo tradicional, el folklore, lo natural y lo pintoresco que los pueblos locales retrataban.
Nacionalismo
El auge de la escena local y el folklore arraigaron un sentimiento de Nacionalismo entre los románticos. Derivado de las Independencias y Revoluciones que se desarrollaban en el período, surgieron conceptos como nación y Estado. Creció el interés por forjar una identidad colectiva, un sentimiento de pertenencia y una distinción entre los otros pueblos y el propio. Ejemplo de esto puede ser encontrado en la combinación del folklore y de lo clásico en Fausto* de Goethe o en El Anillo de Nibelungo, basado en la mitología nórdica.
Lo medieval y lo gótico
Criaturas fantásticas: hadas, brujas, ángeles y enanos, volvieron al arte europeo después de haber sido marginadas durante el Renacimiento. Se retomó la influencia del arte producido de la Edad Media, en especial entre los siglos XII y XIV; grandes vitrales, historias como las del Rey Arturo o Robin Hood fueron inspiración en el período romántico.
Surgieron las novelas históricas, épicas, y las novelas de romance gótico, a partir de los deseos de simpleza y las ideas de rechazo hacia las ideas ilustradas.
De los sentimientos
El Romanticismo se desvivía por los sentimientos irracionales y lo subjetivo del amor desmedido, la tristeza tormentosa, la nostalgia, lo idílico y transitorio, el apego, el horror, el instinto, las pasiones naturales, entre otros.
Con Rousseau como modelo, se propuso la oposición de las ideas de Voltaire, y los artistas comenzar a valorar los sentimientos y las emociones por sobre de todo. La poesía comenzó a ser muy bien recibida.
Uno de los tópicos más relevantes fue evidentemente el amor. Anteriormente al Romanticismo, el amor era relacionado solo con el sexo y se celebraba el adulterio; los románticos, en cambio, defendieron el amor romántico como derecho natural del ser humano. La motivación del amor romántico era la relación entre una pareja enamorada, que podía desatar otros sentimientos además del mero amor, como la ira, los celos y la autodestrucción. Obras motivadas por la pasión, como Romeo y Julieta vieron la luz.
El objetivo del sentimentalismo era cultivar la moral y la espiritualidad a través de la intensidad y la deliberación del sentir, pudiendo llegar incluso al suicidio. La empatía era también impulso para lograr el cambio social como lo proponían las obras de Dickens.
Lo caótico
En oposición al orden y al rigidez de lo ya establecido, el Romanticismo buscaba la expresividad que proporcionaba la flexibilidad de oponerse a las reglas. Hubo cambios especialmente en la forma de escribir poesía y teatro, ya que se otorgaba más libertad en cuanto a la métrica, rima, escenas y estructura en general. Se apreciaba más lo lírico que lo canónico.
Lo natural
Sabemos que Rousseau gustaba de rodearse de paisaje durante sus caminatas y sabía apreciar el entorno natural que le envolvía. Europa se volvió más segura e historias de asaltantes de caminos o de piratas en altamar dejaron de ser noticia para pasar a ser fuente de inspiración para la literatura y objeto estético en el arte. Las personas comenzaban a emprender viajes por gusto y ya no por necesidad.
Mientras que la Ilustración consideraba a la naturaleza como un polo opuesto de la condición humana, que existía solo para degradar al ser humano, el Romanticismo tomó a la naturaleza como medio de inspiración e incluso, de meditación. Sentarse frente al río o enfrentarse a una larga caminata podía ser revelador, no solo para el artista, sino para todo aquel deseara mejorar física y espiritualmente.
El contraste entre el campo y la ciudad que se venía desarrollando de la mano con la Revolución Industrial en esa época, propició la pasión que surgía de contemplar entornos naturales.
Lo exótico
Entre un mezcla del folklore, el Nacionalismo, la aspiración a lo natural y el creciente turismo recreativo, surge un atractivo hacia lo exótico. Mientras la literatura plasmaba lugares remotos, los europeos emprendían viajes a dichos lugares a familiarizarse con la aventura que lo desconocido tenía para ofrecerles. Ejemplo de esto se puede encontrar en la obra Las peregrinaciones de Childe Harold de Byron.
Ateísmo y misticismo
Si Dios no necesita del hombre, el hombre no necesita de Dios. A pesar de que la religión había pasado a segundo plano durante la Ilustración, en el Romanticismo fue mero objeto de inspiración artística, convirtiendo la religión en misticismo o ateísmo acendrado. Había libertad para escribir sobre temas bíblicos como en el caso de Fausto. que retoma a Dios y al Diablo como personajes.
Se dejó de aspirar a la vida eterna propuesta por la religión, ya que se buscaba la trascendencia y la inmortalidad a través de la creación tangible.
Individualismo
Con la llegada de la Revolución Industrial y el mercantilismo, los europeos finalmente pudieron aspirar a algo más allá de lo que se les había sido dado al nacer. Se creó un libre mercado en el que había libertad de creación para un público variado que ya no se limitaba solo a la Iglesia o a la exigente aristocracia.
Surgen también las reuniones artísticas, cafés artísticos y filosóficos y diversos movimientos y corrientes y se formó una fuerte idea de individualismo y distinción personal, en el que el artista se plasmaba a sí mismo y a sus ideales y podía venderse en el mercado sin necesitar depender de estándares religiosos o aristocráticos. Los burgueses fueron parte importante del fomento a las artes.
Trascendencia
Gracias al Romanticismo, más tarde surgieron otras corrientes importantes como el Impresionismo, el Realismo y el Naturalismo.
El Romanticismo revolucionó la concepción de humanidad, dio pie a que los sentimientos y las emociones fueran paulatinamente aceptados socialmente, cambió la idea de Dios y del yo* individual, se adoptó el ambientalismo en una temprana crisis climática por la Revolución Industrial y nos heredó a importantes exponentes como Hegel, Harder, Byron, Scott, M. Shelley, Friedrich, Goya, Beethoven, Schubert, Chopin, entre otros.